7 de mayo de 2020

SIN TREGUA

"En medio de la polémica por la liberación de detenidos por temor al contagio de coronavirus dentro de los penales...", contextualiza la nota, en su primer párrafo.

Por Ignacio González Lowy


"En medio de la polémica por la liberación de detenidos por temor al contagio de coronavirus dentro de los penales...", contextualiza la nota, en su primer párrafo.
El título, reproducido en cientos de medios luego de su publicación en Clarín, es contundente: " un preso recién liberado fue a buscar a su ex y la asesinó."
Hay que leer muchas notas, de muchos otros medios, para poder enterarse, bien adentro y al final (adonde casi nadie llega), que el asesino, Gustavo Guillermo Di Matteo, fue liberado en octubre del año pasado. Octubre de 2019, bajo otro gobierno y cuando, obviamente, el coronavirus no existía ni como un temor lejano.
Pero al "En medio de la polémica por la liberación de detenidos por temor al contagio de coronavirus dentro de los penales..." te lo clavaron en el primer párrafo. En los cientos y cientos de medios a los que llega la influencia, directa o por inercia, del grupo Clarín.
Y es sólo un ejemplo. El mismo Clarín tituló, con bombos y platillos, que con la excusa del coronavirus se habían liberado 176 presos por delitos de abuso sexual. Clarín tituló que la jueza Márquez "reveló" ese dato, como quien revela o destapa una verdad oculta. Pocas horas después la propia jueza se desmintió y aclaró que lo que había dicho no era cierto. Ya no importaba: la noticia del dato que "reveló" la jueza, Clarín mediante, circulaba por todos lados.
Después, lo que sabemos: cacerolazos, escraches y demás, de la "gente bien" que no se deja manipular por un gobierno "saca presos". No importa que los datos duros muestren que el año pasado se liberaron reclusos a un ritmo mayor que el actual, o que casi todas las noticias que circularon fueron tergiversaciones comprobables y demostrables, en pos de montar una campaña que socavara un poco la imagen de un gobierno que los grupos de poder a los que esos medios responden, necesitan débil.
No importa porque, para un sector de la sociedad, ya no importa la información. Ya no importa saber qué pasa, ni conocer para entender y criticar, a partir de la verdad.
Hoy, más que nunca, la comunicación y la educación son trincheras en las que se libran algunas de las principales batallas. Contra las armas de las que disponen los dueños de la pelota, la comunicación y la educación popular podrán hacer mella siempre y cuando no nos confundan y nos hagan patear en contra.
A estar lúcidos, despiertos, pacientes y activos; que, con o sin cuarentena, en esta pelea no hay tregua. 

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